La capital, Sevilla es el corazón de una muy amplia área metropolitana formada por pueblos que crecieron a su buena sombra. La ciudad, establecida en un llano, se derrama río abajo hacia la marisma, custodiada en los flancos por las altas cornisas del Aljarafe y los Alcores.
La marisma es un terreno llano y pantanoso que riega el cauce del Guadalquivir, en la pleamar se inunda con las aguas saladas que suben desde el Atlántico. Suelo fértil para el arrozal y la cría del toro de lidia que, en este paisaje, canto con versos inolvidables, el poeta y garrochista Fernando Villalón.