La vasta Comunidad de Andalucía, bañada por dos mares, abarca paisajes tan dispares como los desiertos almerienses, los humedales del Parque Nacional de Doñana, las cumbres de Sierra Nevada, las playas de la Costa del Sol y la Costa de la Luz. Tres ciudades se reparten los más señeros monumentos de la España musulmana: Granada, Córdoba y Sevilla; pero además cuenta con otras muchas villas cargadas de historia. Levante almeriense, Sierra de Cádiz, Sierra Nevada y Doñana.
La colosal Alcazaba almeriense, que data del 995 es la mayor fortaleza construida por los Musulmanes en España y da fe del pasado esplendor de la ciudad, un activo puerto de los días del califato de Córdoba. La ciudad exportaba sobre todo brocados, seda y algodón.
Durante la Reconquista la alcazaba, con jardines y una capilla mudéjar, resistió dos fuertes asedios antes de caer rendida ante los ejércitos de los Reyes Católicos en 1489. Leer más BacaresGarruchaLaroyaNíjarTaberno
Despuntando de la bahía de su mismo nombre y rodeada de agua casi por todas partes, Cádiz se precia de ser la población más antigua de Europa. Según la leyenda, su fundador fue Hércules, pero la historia registra que los fenicios establecieron la colonia de Gadir en torno al año 1100 a.C. Ocupada sucesivamente por cartagineses, romanos y árabes, la ciudad prosperó después de la Reconquista gracias a las riquezas llegadas del continente americano y en siglos posteriores, mediante su actividad comercial. Leer más
El corazón de Córdoba es la antigua judería, al noroeste de los altos muros de la Mezquita. Paseando por este barrio se diría que estamos aún en el siglo X, cuando Córdoba era una de las grandes urbes de occidente; las labores de forja decoran las calles empedradas, demasiado estrechas para que pasen los coches, y los plateros siguen produciendo hermosas piezas en sus talleres. Aquí se encuentran la sinagoga y buena parte de los principales monumentos, en tanto que la vida moderna gira en torno a la plaza de las Tendillas. Leer más
El guitarrista Andrés Segovia describió Granada como un "lugar de ensueño donde el Señor puso en mi alma la semilla de la música". Los árabes la ocuparon en el siglo VIII y alcanzo su época de esplendor con la dinastía Nazarí entre 1238 y 1492, cuando artesanos, mercaderes, eruditos y científicos contribuyeron a su fama como gran foco cultural y artístico. Tras la toma por los Reyes Católicos en 1492 y la posterior expulsión de los moriscos, la ciudad se vistió con la suntuosidad del Renacimiento. Leer más
Fundada por los fenicios, Huelva vivió sus días de mayor esplendor siendo puerto romano con el nombre de Onuba. Durante el terrible terremoto de Lisboa de 1755 quedo casi borrada del mapa. Hoy es una ciudad industrial tendida entre las desembocadura de los ríos Odiel y Tinto. La partida de Colón hacia el nuevo mundo desde Palos de la Frontera, al otro lado del estuario del Odiel, se evoca en el excelente Museo Provincial de Huelva. Entre sus iglesias mas notables, la del Convento de La Merced, hoy Catedral, fue, como la de la Concepción rehecha en estilo Barroco tras el terremoto. Leer más
Fue ciudad Ibérica, romana más tarde y desde el año 712, tras caer en poder de los árabes, tuvo gran importancia por su posición estratégica en el camino que unía Andalucía con Castilla. La fortaleza del Cerro que dominaba la ciudad, pasó a ser el Castillo de Santa Catalina (en la imagen) al ser tomada y reconstruida por el Rey Fernando III en 1246; una parte, con vistas espléndidas, funciona hoy como Parador de Turismo. Andrés de Valdelvira, a quien se deben muchos edificios de Úbeda, diseñó la Catedral jienense en el siglo XVI. Leer más
La segunda mayor ciudad de Andalucía es hoy un activo puerto, como ya lo fue en tiempos de los fenicios, que la llamaron Malaca, y también bajo los romanos y los árabes. En el siglo XIX la ciudad alcanzó un reflorecimiento gracias al comercio portuario, con la exportación de sus vinos en primer lugar y la industrialización. La Catedral comenzada por Diego de Siloé en 1528, acusa una singular mezcla de estilos. La segunda torre que quedo a medio construir al agotarse los fondos en 1765, dio a la Catedral el apodo de la manquita. Leer más
Flanqueado por el Guadalquivir y protegido por la Torre del Oro, El Arenal era un barrio de astilleros y polvorines. La blanca y reluciente plaza de toros de La Maestranza, donde se celebran corridas desde hace más de dos siglos, destaca sobre el conjunto urbano de la zona y los bares y bodegas de las calles que circundan el coso se abarrotan especialmente durante la temporada taurina. Antes esencial para la vida de Sevilla, la influencia del Guadalquivir, declinó al encenagarse en el siglo XVII. Para entonces El Arenal era un refugio de pícaros guarecido al amparo de las murallas de la ciudad. Leer más